Un buen día, los hermanos decidieron ir juntos al parque a jugar al baloncesto, ya que en su casa no tenían una canasta con la que poder jugar. Además, en el parque no solo estaban ellos, sino que había un montón de niños jugando en los columpios y paseando con sus bicicletas, sus papás y abuelos e incluso el vendedor de helados, que llevaba su bicicleta a cuestas.