La aventura inesperada de Manolo


Escrito y ilustrado por. Sebastian Rubet Reyes

Escuela Virginia Vázquez Mendoza

Proyecto El Niño Autor 

©2017



     Había una vez, en la escuela de Virginia Vázquez Mendoza, un niño llamado Manolo que tenía déficit de atención. Manolo era estudioso, amigable, simpático y amistoso. Tenía un amigo llamado Adrián. Ellos jugaban mucho.  Jugaban escondite con sus otros amigos. Siempre se sentaban al lado en el salón. Les gustaba ir al comedor unidos. Su comida favorita era la pizza. Cuando anunciaban pizza por la mañana se emocionaban.



     Un día se toparon con una casa extraña. Adrián quería entrar, pero Manolo insistía. Adrián decía que no se atrevía porque estaba oscuro. Así que buscando un lugar divertido para jugar a las escondidas Manolo se dirigió al bosque del vecindario con sus otros amigos.



     Al llegar la noche los niños regresaron a sus casas. Manolo continuó en el bosque. La madre de Manolo al ver que no llegaba buscó a Adrián. Juntos fueron al bosque. Mientras Adrian lo buscaba llamaba muy alto su nombre. Entonces, Manolo gritó con toda su fuerza.

-Adrián, ayúdame estoy perdido. Olvidé el camino de regreso.- dijo Manolo.

-Escucha mi voz y podrás llegar hasta nosotros en la salida del bosque.- contestó Adrián.

      Entonces, Manolo  encontró la salida. Se fue hacia la casa con su madre y su amigo bondadoso. Manolo no sabía donde se encontraba por su dificultad para concentrarse en la ruta y en las actividades, pero tenía un amigo especial que dio de su tiempo para buscarlo.

     Adrián y la madre de Manolo le explicaron que no puede quedarse hasta tarde en la calle ni solo, en especial por su condición. Manolo lo entendió.

 



     Sin embargo, la aventura no fue del todo mala. En el bosque se encontraba el árbol de guayaba  que era su favorito. Bajo este se distrajo tanto que no se dio cuenta de que se le había perdido el mapa que siempre llevaba consigo a todos lados.  

     Ahora ya sabe que puede jugar en el bosque del vecindario temprano en compañía de sus amigos y al caer la tarde regresar a casa. Allá puede continuar jugando baloncesto. ¡Otro juego que les encanta!