Un Gran Niño


Escrito e ilustrado por. Loriani Rivera Santos 

Escuela Virginia Vázquez Mendoza 

Proyecto El Niño Autor

©2017

 



        Había una vez una casa muy pequeña en una pradera. Allí vivía un niño llamado Angelito al que sus padres y cientos de sus amigos lo llamaban Ángel. Él no podía caminar, pero era muy inteligente. Tenía tres buenas amigas llamadas Emma, Flor y Rosita. Ellas lo ayudaban en ciertas tareas.   



     Un día fueron al río donde se encontraron con Erica y Fabián. Ellos no querían a Ángel. Por eso, al verlos llegar, rápidamente se escondieron.

     Cuando los amigos de Ángel se establecieron, Emma les dijo emocionada: -¡Vengan, Vengan!, vamos a entrar al agua.

-Sí, vamos - constestó Flor.

     Todos se lanzaron al agua, excepto Ángel. Rosita le dijo a Ángel: Oye, ¿por qué no quieres venir con nosotros?

- No, no puedo. Recuerda que no puedo caminar- contestó Ángel.

Lo siento, lo olvidé. Sí nesesitas algo nos avisas.-dijo Rosita.


     En ese momento,  Erica quien aun estaba escondida tras los árboles junto a Fabián le dijo:

- Mira el bobo ese, no sabe nadar. Vamos a tratar de obligarlo a que entre al agua.

Entonces, Fabián fue donde Ángel y le dijo:  -Hola,  Ángel. ¿Qué haces? - Nada solo estoy leyendo- contestó. -

-¿Por qué no te das un chapuzón con tus  amigos? - dijo Fabián.  

- No sé si ya lo sabías, pero no puedo caminar. Por eso estoy en este sillón especial con ruedas.- contestó Ángel.

-  ¡Oh! ¿Qué pasa si te caes en el agua? - preguntó.

     De pronto, Erica salió de los arbustos y lo empujó al río.

- ¡Ayuda, ayuda, ayuda! - gritaba Ángel lo  más alto posible. Pero sus amigos no se podían mover porque habían entrado en una zona de rocas y estaban atrapados. De repente, el padre de Ángel, que acababa de llegar al escuchar lkos gritos de su hijo, se lanzó al agua para salvar a su hijo.


     Lo llevaron al hospital. Cuando sanó le preguntarón quienes lo habían empujado. Fue expulsada de la escuela y nunca más pudo acercarse a Ángel ni a sus amigos. Todos se sintieron tranquilos y continuaron visitando el río. El padre de Ángel los acompañaba y ahora podía entrar al agua con ellos.

Moraleja: Lastimar a otros porque son distintos te puede traer graves consecuencias. Acepta a cada quien como es. ¡Ellos lo hacen contigo!