Usando bien el lenguaje

 

 

 

Proyecto El Niño Autor

Escuela Virginia Vázquez Mendoza

©2017



     Érase una vez un niño irrespetuoso llamado Mario quien vivía en Beatríz. Asistía a la escuela Virginia Vázquez Mendoza en el pueblo de Cayey. Este era un pueblo donde hacía frío por lo que las flores era muy hermosas y los árboles eran frondosos. Sin embargo, a los niños no le molestaba para hacer deportes al aire libre.

     Mario salía a jugar afuera por las tardes. Los vecinos se incomodaban porque su lenguaje era inadecuado. Cuando llamaba a los demás lo hacía usando palabras soeces. En las casas vecinas se escuchaban sus malas palabras mientras las señoras cocinaban o los ancianos descansaban.  

     Por eso, practicaba deportes solo. Todos se irritaban con su conducta. También, en la escuela era malcriado con los maestros. Adémas, no quería hacer las tareas. No respetaba ni a sus padres. Verdaderamente que se había convertido en un muchacho problemático y solitario.


     Además, se portaba mal en el salón de clases. Tiraba papeles, libros y hasta las sillas. Odiaba estudiar. Era muy haragano. Constantemente, lo llevaban a la oficina. No podía hablar con nadie con cortesía.

   Si alguien pensaba distinto a él le respondía con palabras negativas. Los estudiantes preferían no hablarle. Ni siquiera lo ayudaban a hacer las tareas cuando tenía dudas porque aun si necesitaba apoyo lo pedía de mala manera. 



     Un día, casi terminando el semestre, a punto de entregar los trabajos finales, vio que estaba al borde del fracaso escolar. Pidió ayuda a muchos compañeros que se negaron a dársela. Entonces, reflexionó por qué ningún maestro ni estudiante quería asistirlo. Pensó:-¿ Qué me pasa? ¿Por qué estoy siendo una persona tan desagradable? He sido muy irresponsable e irrespetuoso.

   A partir de ese día, decidió ser caballeroso, responsable, agradable y estudioso. Los estudiantes y maestros vieron su esfuerzo y optaron por darle la mano. Ahora decía: -Muchas gracias. Buenos días. Necesito ayuda, por favor. Todos corrían a su lado porque estaban contentos con su cambio. Finalmente, Mario fue feliz siempre.