Y ambos volvieron a casa , como cada tarde, a planificar su próximo encuentro casual por la calle. 



Siempre atento, precavido. Nunca quiso sentirse "como pez en el agua" pues sabía que hasta éstos se pueden ahogar.



y no podía dormir...

No encontraba la postura emocional adecuada.



Tu aeropuerto.

Vuelvo a repasar las coordenadas que tatuaste en tu cintura, y me desoriento con la mejor brújula: tu tacto con las luces apagadas.