
Autoras: Lorena Martín y Estíbaliz Sánchez
Adaptación de: Lorena Martín

Había una vez una familia que vivía en la calle Wonderful Street, en una casa gigante y muy colorida. La familia estaba formada por el papá, la mamá, el hijo y la hija, que eran mellizos , es decir, tenían la misma edad, y se llevaban muy bien. Se llevaban tan bien que siempre iban juntos a todos los sitios y compartían todos sus juguetes.

Un buen día, los hermanos decidieron ir juntos al parque a jugar al baloncesto, ya que en su casa no tenían una canasta con la que poder jugar. Además, en el parque no solo estaban ellos, sino que había un montón de niños jugando en los columpios y paseando con sus bicicletas, sus papás y abuelos e incluso el vendedor de helados, que llevaba su bicicleta a cuestas.

Como no tuvieron cuidado, mientras jugaban lanzaron la pelota a canasta con mucha fuerza, con tanta que incluso la pelota salió fuera del parque y tuvieron que ir a buscarla fuera, a un campo que había detrás del parque y que no conocían. Así, estuvieron un largo rato andando y buscando la pelota, pero no había rastro de ella por ningún sitio.

Y siguieron andando mucho más rato, incluso hasta llegar al bosque , donde los árboles y las plantas eran enormes, casi más grandes que ellos, y apenas les dejaban ver, por lo que tampoco pudieron encontrar la pelota allí. Anduvieron durante tanto tiempo que cuando se dieron cuenta ya no sabían dónde estaban y no eran capaces de volver al parque. Estaban perdidos.

Además de encontrarse totalmente perdidos, el cielo comenzó a nublarse cada vez más y los niños sintieron mucho miedo, aunque al final se dieron cuenta de lo importante que era mantener la calma en ese momento.

Como no sabían volver al parque, decidieron subir al punto más alto de la montaña , desde donde se veía toda la ciudad, y desde allí buscar de nuevo el parque y trazar un camino para volver a él.
Así, tras mucho buscar encontraron de nuevo el parque, aunque se dieron cuenta de que tendrían que andar durante mucho tiempo para llegar hasta allí otra vez.

Mientras ellos trataban de encontrar de nuevo el parque, sus papás estaban muy preocupados porque les habían estado buscando durante todo el día y no sabían dónde estaban, incluso llamaron a la policía para que les ayudara a encontrarlos.
Nadie sabía nada de ellos, parecía como si se les hubiera tragado la tierra, así que los papás y la policía salieron por la televisión pidiendo ayuda al resto de gente que vivía en la ciudad para que pudieran ayudarles a encontrar a sus hijos.

Mientras tanto los niños siguieron andando su camino hasta llegar de nuevo a casa, y los papás decidieron seguir buscándoles y tomaron el camino en dirección a la montaña para buscarles desde allí arriba, ya que desde ese punto se veía toda la ciudad. Como el camino era muy largo hicieron una pausa para descansar.
Así, los niños echaron a correr y, efectivamente, encontraron en el medio del camino a sus padres, los cuales seguían muy preocupados y tristes porque no sabían nada de ellos.

Cuando todos se encontraron se dieron un abrazo enorme y los niños les explicaron a sus padres lo que les había pasado. Así, llegaron a la conclusión de que no iban a volver a hacerlo jamás, y aprendieron la lección : no debo alejarme del parque y dirigirme a sitios que desconozco, ya que puedo perderme y no ser capaz de volver a casa. Además, mis papás no sabrán donde estoy.
Y colorín colorado… ¡este cuento se ha acabado!
Créditos
Todas las fotos son propiedad de Lorena Martín y Estíbaliz Sánchez y fueron tomadas en el Parque Juan Carlos I de Madrid.