Cuándo José y su familia entraron al mueso ellos vieron una silla de oro. En el fondo de la silla de oro estaban los retratos. Había un lazo así que nadie podía tocar los retratos. No habían muchas personas que miraban los retratos. José quiso sentarse en la silla de oro pero su madre le paró. El hermano de José quiso sentarse en la silla de oro.